martes, 21 de diciembre de 2010

Pensiones y privilegios

PARECE que, esta vez sí, Zapatero está dispuesto a cargar con la impopularidad de reformar las pensiones (o sea, recortarlas). Si en el Pacto de Toledo no le aceptan el retraso en la edad de jubilación hasta los 67 años, que es el aspecto que más se nos atraganta a todos, dice que lo decidirá el Gobierno. Si hace falta, en solitario. Bienvenido sea este nuevo Zapatero que no actúa como le pide el cuerpo, sino como es necesario.

El pensionazo, pues, se aproxima inexorable a su estación de destino: los próximos jubilados verán reducidas sus pensiones como condición para que puedan percibirlas, lo cual producirá una situación escandalosa en la que la distancia entre los administradores y los administrados, entre la clase política y la clase puramente votante, se hará abismal. Y no parece que quienes tienen en sus manos evitarlo vayan a predicar con el ejemplo.

Verán. Un trabajador cualquiera necesita cotizar durante 15 años para tener derecho al cobro de una pensión tras jubilarse, y para alcanzar el 80% de la prestación habrá de demostrar que ha trabajado veinticinco años. Con la reforma en ciernes el periodo de cotización que sirve para fijar la cuantía de la pensión aumentará hasta un mínimo de 20 años. Pero hay unos seiscientos trabajadores libres de estas contingencias y dificultades. Trabajadores de la política, por así decirlo: los 350 miembros electos del Congreso de los Diputados y los 264 senadores electos (electos a medias, entre los ciudadanos que votan y los jefes de partido que antes hacen las listas). En cuanto superan los once años de actividad parlamentaria -para lo que es decisivo llevarse mejor con dichos jefes que con los votantes-, la Seguridad Social les garantiza el 100% de la pensión. Aquellos pobrecitos parlamentarios que solamente estén siete años en alguna de las dos cámaras percibirán el 80% de su pensión (repito: el trabajador corriente, moliente y doliente precisaría de veinticinco años).

A los señores del Pacto de Toledo, y que me perdone si hay alguno que disiente de sus colegas, ni se les pasa por la cabeza la idea de que el pensionazo bien entendido empieza por uno mismo. Partidario como soy de que quienes se dedican a la política reciban una remuneración digna y suficiente, no se tomará por demagogia que escriba que el salario decente es una cosa y el privilegio otra. No existe ninguna razón para que quienes deciden recortar las prestaciones de millones de conciudadanos, que los han puesto donde están, se libren a sí mismos de los recortes. Bonita manera de dar ejemplo este de dictar la austeridad a otros y eximirse de ella. La ley del embudo en tiempos en que es más injustificable que nunca.

¡Y luego se quejan de que tienen mala prensa!              


(Artículo de José Aguilar)

No hay comentarios:

Publicar un comentario